martes, enero 09, 2007

El rey de los centauros, de Inés Garland


Relaciones equívocas

El rey de los centauros, de Inés Garland. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. 222 páginas.

Ésta es su primera novela y probablemente vengan otras mejores. El rey de los centauros, de Inés Garland (Buenos Aires, 1960), es de esos trabajos que prometen más de lo que realmente terminan ofreciendo.
La novela cuenta la historia de una joven periodista que recibe un tentador ofrecimiento de una editorial: escribir la “autobiografía” de un ex jugador de polo que quedó parapléjico después de un accidente. Teo Filippis ya es un hombre mayor pero conserva el mismo temperamento de cuando era joven. Y los mismos defectos: un donjuanismo incurable, un machismo repugnante y una conciencia de clase a toda prueba, agravados por un resentimiento profundo a causa de su condición de paralítico, que depende de otra persona para todo.
Julia, la periodista, acepta el desafío y comienza entre ellos un duelo verbal que lentamente se convertirá en un juego de seducción intelectual al que ella se prestará, no sin desesperación y rabia.
Inés Garland sólo logra que el personaje masculino sea verosímil. Es un dictador sexual resentido y lo hace “vivir” como tal, destacando la suma de sus impedimentos físicos sin caer en los melindres culposos de quienes retratan a personas con alguna discapacidad. Lo que no resulta creíble -debido a la falta de densidad narrativa y emotiva de la autora- es el vínculo entre la periodista y el ex deportista. Hay muchas mujeres que viven con paralíticos en la literatura, empezando por la célebre Lady Chatterley, la de D.H. Lawrence. No es el caso de la Julia que nos ofrece Garland, un personaje al que le falta complejidad.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

2 comentarios:

Bettina Casimir Clark, B.Msc., Co-Creating Inspiring and Nurturing Living Environments dijo...

I wish my dear long lost friend Ines all the very best to have success on this path she was passionatly walking since 30+ years!! cONGRATULATIONS. Bettina Casimir

Anónimo dijo...

Las tonterías que escriben los críticos a veces se vuelven risibles. Cualquier persona que entienda minimamente de literatura que haya leido este libro sabe sobre la calidad narrativa y el talento de Garland. Patricia Rodon entiende de literatura, lo mismo que yo entiendo de bobinas Coreanas. Espero que la próxima vez lea el libro.

Santiago