martes, enero 09, 2007

Cosmópolis, de Don DeLillo


Sátira de los mercados

Cosmópolis, de Don DeLillo. Buenos Aires, Seix Barral, 2003. 239 páginas.

En clave de grotesco, Don DeLillo pergeña en Cosmópolis, una temible caricatura de la idea de la globalización y sus remanidas derivaciones.
El hipermillonario Eric Parker, típico joven, vanidoso y hastiado asesor financiero neoyorquino y dueño de una empresa punto.com, decide una mañana cualquiera de abril de 2000 ir de un extremo a otro de la mentada Cosmópolis en busca de un corte de pelo en la peluquería de los suburbios de su infancia.
A bordo de su limusina extralarga atestada de tecnología, acompañado por un trío de guardaespaldas y dialogando en el trayecto con sus propios analistas de mercados y de conductas sociales, con sus amantes y con su esposa, Parker protagoniza un moderno viaje de iniciación que no es otra cosa que una feroz sátira sobre un mundo anoréxico a causa de los mercados financieros y tecnológicos.
Pero como todo viaje necesita peripecias, DeLillo presenta una ciudad monstruosa que comprime, asalta y amenaza al irracionalmente inmutable Parker: la llegada del presidente a la ciudad, una violenta manifestación antiglobalización, el funeral de un ídolo de rap y el rodaje de una película enmarcan la nada en la que vive el personaje (incluida su conciencia de la representación de un papel), la virtualidad exasperante de todas sus cosas, semejante a las cifras, estadísticas y millones digitales que pasan ante sus ojos en las decenas de pantallas de su limusina. Parker ama, asesina y se suicida financieramente al comprar todos los yen justo cuando cae el Nasdaq (la bolsa de las empresas tecnológicas), con la misma frialdad con la que encargaría una crema de afeitar.
Cosmópolis está lejos de ser una obra maestra, como se la ha vendido, pero tiene el mérito de mejorar a medida que transcurren las horas de esa breve travesía urbana, donde el absurdo y las contradicciones de la globalización le permiten a DeLillo cometer un final interesante.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

La batalla del calentamiento, de Marcelo Figueras


Una fábula argentina

La batalla del calentamiento, de Marcelo Figueras. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. 544 páginas.

La batalla del calentamiento, de Marcelo Figueras, tiene todos los ingredientes necesarios para hacer feliz a un lector exigente. Figueras tiene el privilegio de la palabra. Y lo sabe. El muchacho peronista, su primera novela, fue uno de los mejores libros de los ‘90. Con El espía del tiempo y Kamchatka refrendaría su título de escritor notable. Ahora, La batalla del calentamiento no hace más que subrayar su dominio de la palabra escrita.
Su trabajo como periodista y guionista también ha sido ampliamente reconocido. Escribió para el cine Plata quemada, basada en la novela de Ricardo Piglia, y Kamchatka, su propia novela, que fueron llevadas al cine por Marcelo Piñeyro. Admirador incondicional de Roberto Arlt, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar y lector compulsivo de William Shakespeare, Figueras conoce los meandros de los géneros y las fórmulas para que de su cruce resulte una novela excepcional.
La batalla del calentamiento, su último trabajo, es el resultado de una bien pensada mixtura. La novela cuenta cómo se encuentran y forman una familia, una madre que está escapando, una niña con poderes especiales y un hombre que estaba perdido. La clave es que está narrada como una fábula y entonces los personajes son una bruja buena, una niña hada y un gigante reunidos en Santa Brígida, un pueblo imaginario. Y es esta clave la que permite que lo maravilloso se imbrique sutilmente en lo real para que la novela tan vertiginosa como medulosa.
La batalla del calentamiento narra la historia de Patricia Finnegan, su hija Miranda y el experto en explosivos Teodoro Labat Barreiros. Sólo que Pat cree en los duendes y escapa de un pueblo a otro desde que nació su hija, Miranda tiene poderes especiales y Teo es un gigante que habla en latín con un lobo.
Por azar se encuentran en un pequeño pueblo del Sur argentino, Santa Brígida, un pueblo imaginario en el que se celebra el Día del Sever (el Revés), posee en su delirante pasado el episodio de las Guerras Hippies, tiene un intendente con problemas de personalidad y un puñado de deliciosos vecinos que exceden ampliamente el adjetivo de pintorescos. Con enorme sentido del humor, un narrador omnisciente (y el apoyo de irónicas notas al pie con correcciones del autor) va desgranando los pormenores del encuentro entre los tres protagonistas y su interrelación con los vecinos de Santa Brígida.
Al mismo tiempo, en dosis bien administradas y sin desmedro de la acción, la novela remonta las sutilezas de la filosofía gnóstica, las múltiples formas de violencia que la dictadura ejerció sobre las mujeres y se pregunta una y otra vez, pero con múltiples entonaciones, acerca del miedo, la venganza y la identidad. Marcelo Figueras retrata con maestría lo peor y lo mejor de la condición humana en el marco de una Argentina donde lo maravilloso convive con las peores pesadillas. Figueras da la batalla literaria. Y la gana.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

Patrimonio, de Philip Roth


Vida es literatura

Patrimonio. Una historia verdadera, de Philip Roth. Buenos Aires, Seix Barral, 2003. 239 páginas.

Atravesado por el amor a su padre Herman Roth, el notable escritor Philip Roth (Nueva Jersey, 1933) compone una novela entrañable. Totalmente autobiográfica, Roth desgrana en Patrimonio la vida de su padre y con ella, la de su familia en un inusual afán de honestidad vital hecho literatura. Herman Roth, un viudo jubilado de 86 años, dueño de un carácter fuerte pero lleno de encanto, tiene un tumor en el cerebro que le va recortando progresivamente sus habilidades motoras. Esto produce conmoción en la familia, que se ve en el trance de decidir qué será mejor para el anciano: si hacerlo pasar por una difícil operación sin garantía de éxito o si dejar que transcurra hacia el final de sus días con el menor dolor posible. Herman, lúcido y gruñón, sostiene su propia batalla privada ante la vejez, acompañado por Philip que, a vez, mantiene con su padre una compleja relación. En un relato impecable, desbordando sensibilidad y talento literario y siempre desde la primera persona, el autor logra convertirse en un personaje lleno de matices y el hijo logra convertir a su padre en un personaje memorable. El gran acierto de Roth en la celebrada Patrimonio radica en haber compuesto una novela sencillamente hermosa a partir de su propia vida.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

Las libres del Sur, de María Rosa Lojo


Retrato de una época
Las libres del Sur. Una novela sobre Victoria Ocampo, de María Rosa Lojo. Buenos Aires, Sudamericana, 2004. 264 páginas.

Una vez más, con la habitual destreza que habita en su prosa, María Rosa Lojo propone en Las libres del Sur una original mirada sobre la vida de Victoria Ocampo. La arrasadora personalidad de la creadora de la revista Sur, sus amores y sus enamoramientos intelectuales, sus caprichos y debilidades y el entorno sociopolítico de la década del 20 se van perfilando en una atractiva narración desde la mirada de Carmen Brey, una traductora española. Organizada de una manera singular, esta novela histórica se detiene especialmente en las relaciones que la Ocampo sostuvo con Rabindranath Tagore, José Ortega y Gasset, Hermann von Keyserling, Drieu La Rochelle, Waldo Frank y Walter Gropius, los grandes gurúes de la época que signaron el ideario de la inquieta Victoria. Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal y Roberto Arlt aparecen a través de su amistad con Carmen Brey como compañeros de un extraño viaje a las afueras de Buenos Aires. María Rosa Oliver es otra de las fugaces pero fuertes presencias de Las libres del Sur, una novela que, con Victoria Ocampo como excusa, retrata el gran momento del despertar intelectual y creativo argentino al tiempo que traza el complejo panorama de las estéticas determinantes de la primera mitad del siglo XX.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

El húsar, de Arturo Pérez-Reverte


El jinete sin cabeza

El húsar, de Arturo Pérez-Reverte. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. 224 páginas

El húsar es la primera novela del escritor español Arturo Pérez-Reverte. Publicada en 1983, el ex periodista cuenta en el prólogo de esta nueva edición "revisada" que la escribió “entre dos reportajes de guerra”, cuando “no tenía entonces la intención” de dedicarse a la literatura. Y no queda más remedio que darle la razón. Se nota que no tenía intenciones literarias serias. El húsar, a medio camino entre la novela histórica y el abc del devaneo psicologista, cuenta la historia de dos húsares (uno prusiano y otro francés) en 1808, tiempos de la invasión napoleónica a España. Lamentablemente, pese a los evidentes e irremontables esfuerzos de su autor, El húsar, como casi toda primera novela, es olvidable. Repite una y otra vez escenas irrelevantes y peca de excesos descriptivos que afectan el ritmo de una narración donde nunca pasa nada. Por suerte, años después llegarían las entretenidas historias de El Capitán Alatriste o sus notables policiales "cultos" como La tabla de Flandes y El club Dumas.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

El rey de los centauros, de Inés Garland


Relaciones equívocas

El rey de los centauros, de Inés Garland. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. 222 páginas.

Ésta es su primera novela y probablemente vengan otras mejores. El rey de los centauros, de Inés Garland (Buenos Aires, 1960), es de esos trabajos que prometen más de lo que realmente terminan ofreciendo.
La novela cuenta la historia de una joven periodista que recibe un tentador ofrecimiento de una editorial: escribir la “autobiografía” de un ex jugador de polo que quedó parapléjico después de un accidente. Teo Filippis ya es un hombre mayor pero conserva el mismo temperamento de cuando era joven. Y los mismos defectos: un donjuanismo incurable, un machismo repugnante y una conciencia de clase a toda prueba, agravados por un resentimiento profundo a causa de su condición de paralítico, que depende de otra persona para todo.
Julia, la periodista, acepta el desafío y comienza entre ellos un duelo verbal que lentamente se convertirá en un juego de seducción intelectual al que ella se prestará, no sin desesperación y rabia.
Inés Garland sólo logra que el personaje masculino sea verosímil. Es un dictador sexual resentido y lo hace “vivir” como tal, destacando la suma de sus impedimentos físicos sin caer en los melindres culposos de quienes retratan a personas con alguna discapacidad. Lo que no resulta creíble -debido a la falta de densidad narrativa y emotiva de la autora- es el vínculo entre la periodista y el ex deportista. Hay muchas mujeres que viven con paralíticos en la literatura, empezando por la célebre Lady Chatterley, la de D.H. Lawrence. No es el caso de la Julia que nos ofrece Garland, un personaje al que le falta complejidad.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

Destino: la morgue, de James Ellroy


Un tipo de cuidado

Destino: la morgue, de James Ellroy. Buenos Aires, Ediciones B, 2005. 299 páginas.

James Ellroy es un escritor no apto para lectores impresionables. Su particularísimo e inquietante punto de vista acerca de casi todas las cosas impregna de tal manera su prosa que es difícil separar, aun en los relatos de pura ficción, al narrador del autor. Entonces hay que seguirle el juego y leer desde ese lugar ambiguo lo que Ellroy propone.
Ellroy es uno de los escritores estadounidenses contemporáneos (Los Ángeles, 1948) tan políticamente incorrecto como original a la hora de abordar el policial negro, pues ahonda hasta el final la condición de perdedores absolutos tanto de los asesinos como de los policías.
Fiel a sus obsesiones, el autor de L.A. Confidencial y La Dalia Negra vuelve en estos relatos a interpelar a la estructura política de la policía y al sistema judicial norteamericano, a la estratización social y organización autorregulada de clases, a las creencias religiosas y a la hipocresía sobre los prejuicios raciales en su país, con una virulencia verbal tan contundente como sutil e incómoda.
Ellroy no se priva de nada. Ni de atacar al dúo Clinton-Bush, ni de evocar una y otra vez el asesinato de su madre (La Dalia Negra), ni de definirse como “priapísticamente protestante”, ni de relatar con maestría, lejos de cualquier registro conocido, una pelea de box. Y se sirve también de todos los recursos verbales: el lenguaje y las técnicas del cine, del periodismo, del psicoanálisis y de la literatura se funden en una prosa tan brillante como ágil y atractiva.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

lunes, enero 08, 2007

Por orden alfabético, de Jorge Herralde


Herralde y los grandes escritores

Por orden alfabético. Escritores, editores, amigos, de Jorge Herralde. Barcelona, Anagrama, 2006. 360 páginas.

El dueño de Anagrama acaba de publicar Por orden alfabético, libro en el que cuenta anécdotas y lee entre líneas a sus autores.
Jorge Herralde es uno de los más impulsivos, inteligentes, exigentes y divertidos editores españoles. Fundó Anagrama en 1969 y desde entonces su catálogo es sinónimo de calidad literaria. Sin fisuras. Sin observaciones.
Con el mismo buen humor con el que “colecciona escritores”, se permite escribir sin inhibiciones acerca de ellos y reunir sus textos en libros que muestran el otro lado de la página en blanco. Jorge Herralde acaba de publicar Por orden alfabético. Escritores, editores, amigos (Anagrama), volumen en el que reúne, justamente, por orden alfabético una enorme cantidad de anécdotas, lecturas entre líneas, conversaciones literarias y no tanto y fotografías de interés periodístico.
Así, Jesús Aguirre, Julian Barnes, Pierre Bourdieu, Raymond Carver, Rafael Chirbes, Patricia Highsmith, Carmen Martín Gaite, Terenci Moix, Vladimir Nabokov, Ricardo Piglia, Sergio Pitol, Arundhatu Roy, Tom Sharpe, Antonio Tabucchi, Enrique Vila-Matas y Juan Villoro, entre muchos otros, van perfilando “una suerte de cara B” del catálogo de Anagrama.
Entretenido, con buenos datos para lectores curiosos, Herralde, como ya lo hiciera en Opiniones mohicanas, se da el gusto de compartir algo de lo mucho que sabe. Y por escrito.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina