miércoles, mayo 31, 2006

La posibilidad de una isla, de Michel Houellebecq


Pura inteligencia verbal

La posibilidad de una isla, de Michel Houellebecq. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. 440 páginas.

Michel Houellebecq propone en su última novela, La posibilidad de una isla, una ficción científica que pone en jaque las certezas de la civilización y se pregunta por la vida eterna. Houellebecq es uno de los grandes escritores de la actualidad. Su talento literario excede ampliamente los límites de su Francia natal y de su idioma. Que sus novelas provoquen escándalos de distintas intensidades, pero siempre muy a la europea, no empalidece en absoluto el enorme, tramposo y bien urdido ardid que representa cada uno de sus textos. La aparición en 1998 de Las partículas elementales dio origen a una historia literaria y editorial asombrosa: lo que sería su marca de estilo -una irreverencia total y completa ante cada símbolo de la civilización occidental- provocó el "fenómeno Houellebecq". Sucede que al también autor de Plataforma (2002) no le importa absolutamente nada pero tiene una exquisita manera de escribirlo. En La posibilidad de una isla, su última novela, insiste en golpear sin piedad en el centro del sistema cultural "civilizado" desde una perspectiva no menos original que su despiadada inteligencia verbal. Aquí Houellebecq se sirve de elementos de la ciencia ficción metafísica, específicamente del concepto de distopía (véase James G. Ballard), para abordar temas filosóficos, sociales, políticos, científicos y destazar la naturaleza humana con un bisturí. La posibilidad de una isla cuenta la historia de Daniel, un cáustico humorista de gran éxito, que decide clonarse. Y son sus clones, Daniel1, Daniel24 y Daniel25 quienes, al tiempo que van relatando la vida de su antecesor a través de recuerdos parciales y de que éste se narre a sí mismo a través de las páginas del diario que sus clones leen, transmiten sus pensamientos y sentimientos personales. Con plena conciencia de ser clones, miembros aislados en una misteriosa red de replicantes, aislados del mundo exterior, conectados a través de computadoras con otros sobrevivientes de un supuesto holocausto que borró la civilización, estos Daniel van describiendo el mundo de un siglo XX decadente y viciado, pero sin embargo ansioso de amor mientras se pregunta por la vida eterna. Pero sobre el final aparece un problema: Houellebecq quiebra la verosimilitud de la estructura ficcional que ha sostenido durante toda la novela con un epílogo innecesario, inverosímil. Lo anterior es arduamente delicioso: como texto literario y como novela de ideas.

(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

Malinche, de Laura Esquivel


Una mujer en llamas

Malinche
, de Laura Esquivel. Buenos Aires, Suma de Letras, 2006. 196 páginas.

La mexicana Laura Esquivel ha consolidado un estilo en el que poesía y prosa se conjugan en pos de una voz tan íntima como poderosa. En Malinche, su última novela, la autora de Como agua para chocolate, se pone en la piel de Malinalli, la mujer que actuó como intérprete entre los españoles y aztecas y que, por una compleja trama de situaciones terminó convirtiéndose en amante de Hernán Cortés. Más allá de las certidumbres históricas de la novela, Esquivel despliega para el lector un mundo completo: el de los aztecas antes de la llegada de los conquistadores. Sus hábitos y costumbres, sus creencias, su filosofía, sus ritos, escalas de valores y sus jerarquías sociales son traducidos en una prosa cautivante. A través de la voz de un narrador omnisciente, Esquivel reconstruye, entre la ficción y la historia, la dolorosa vida de Malinalli, conocida como Malinche. El personaje es presentado en su dimensión humana, es decir, en sus múltiples filiaciones con su tiempo, su pueblo, su dios y su paisaje. La autora reflexiona, a través de la vida de Malinche, sobre la condición femenina con una amplitud y profundidad que excede ampliamente el marco de esta novela. Demonizada por unos, admirada por otros, Malinche es vista desde un lugar nuevo, original, poderoso y lleno de belleza.

(c) Patricia Rodón

Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

Las intermitencias de la muerte, de José Saramago


Interesante y punto

Las intermitencias de la muerte, de José Saramago. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. 280 páginas.

No todas las novelas de un Nobel tienen que ser buenas. Las intermitencias de la muerte, del brillante Saramago de El memorial del convento, deja que desear. Aunque la idea sobre la que gira, la inmortalidad, no es nueva, su reelaboración es original: el que la muerte, un día, deja de trabajar. El problema es que el autor vuelve sobre sus conocidos recursos: la alegoría y el tomar de la literatura fantástica la puesta en marcha y los modos de ejecución de la esa alegoría. Este procedimiento se repite en Ensayo sobre la ceguera, Todos los hombres y La caverna. Por muy bien escrita que esté, Las intermitencias... -con ese humor corrosivo que proponen sus situaciones absurdas y que le permiten al autor bucear en los comportamientos humanos y en los meandros del alma-, si el lector ha frecuentado la obra de Saramago, esta novela no puede menos que aburrirlo. Si el lector se inicia en la lectura del escritor portugués encontrará en este trabajo un discreto deleite.

(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina


martes, mayo 23, 2006

¡Chau, loco! Los hippies en la argentina de los '70, de Miguel Cantilo


Los días mágicos

¡Chau, loco! Los hippies en la argentina de los '70, de Miguel Cantilo. Buenos Aires, Galerna, 2004. 174 páginas.

No es extraño que Miguel Cantilo, uno de los fundadores del rock nacional, se abocara a la tarea de escribir un libro fundamental para la historia de la música argentina. El cantante -también poeta y narrador- relata en detalle, con una prosa deliciosa, cómo se fue formando durante los '70 el movimiento hippie a la par que el rock nacional iba tomando forma y fortaleciéndose en torno de El Bolsón, y grupos como Los Gatos, Moris, Pappo, Sui Generis y Spinetta, entre otros. ¡Chau, loco! es imprescindible para quienes quieran saber "cómo vino la mano".

(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

Diccionario de los lugares comunes, de Gustave Flaubert



Carcajadas homéricas

Diccionario de los lugares comunes, de Gustave Flaubert. Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2004. 94 páginas.

Obsesionado desde el principio, dicen que desde su niñez, por las tonterías y equívocos que pueblan las conversaciones y las simplezas de las frases hechas, Gustave Flaubert (1821-1880) comenzó hacia 1840 a escribir su Diccionario de los lugares comunes. Nunca lo terminó porque continuamente le agregaba entradas, siempre en orden alfabético, con las más divertidas definiciones. Burla explícita de la clase media y altas francesas, el autor de Madame Bovary se divertía gloriosamente con su propio ingenio. "Academia Francesa: Denigrarla, pero tratar de ingresar a ella si se puede"; "Fondos secretos: Sumas incalculables con las que los ministros compran conciencias"; "Incógnito: Atuendo de los príncipes cuando viajan"; "Laureles: Impiden dormir"; "Literatura: Ocupación de los ociosos"; "Obrero: siempre honrado cuando no provoca motines". Este raro y delicioso "diccionario", descubierto y publicado en 1961, multiplica al Flaubert novelista.

(c) Patricia Rodón

Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

Mil historias más, de Héctor Zimmerman


Fresco del habla viva

Mil historias más, de Héctor Zimmerman. Buenos Aires, Aguilar, 2005. 227 páginas.

Mil historias más de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmernan, no sólo cuenta con una edición realmente hermosa, sino que resulta una suerte de enciclopedia del habla y la escritura cotidianas desentrañadas con precisión. Organizada con un criterio temático y alfabético al mismo tiempo (por ejemplo, "Adornos y belleza", "Amor y sexo", "Artes plásticas", "Bazar", "Ciencia", "Ciudad", etcétera), esta enciclopedia posee una prosa impecable, tanto por el arte con que están escritas las definiciones y aplicaciones de las palabras, como por una calculada dosis de buen humor. La combinación de ambos talentos hacen que su lectura sea divertida e instructiva al mismo tiempo. Estas Mil historias más son la continuidad natural del primer volumen de Zimmernan acerca del mundo verbal en el que vivimos, su Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato. De consulta permanente, ambos libros son, además, refrescantes.

(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

Las perlas rojas, de Alicia Dujovne Ortiz



Del ir y del volver

Las perlas rojas, de Alicia Dujovne Ortiz. Buenos Aires, Alfaguara, 2005. 308 páginas.

Alicia Dujovne Ortiz es una narradora singular por varias razones: es capaz de contar con una visión en stereo anécdotas fundamentales de su propia biografía y de las épocas más conflictivas de nuestro país, con la naturalidad y la profundidad que encierra una buena conversación. En Las perlas rojas, en una suerte de "autoficción" -subgénero en el que están indagando la gran mayoría de los escritores contemporáneos, de W.G.Sebald a Javier Cercas y de Sergio Ramírez a Joseph Roth-, Dujovne Ortiz cuenta la historia de una mujer, ella misma, en la búsqueda de su propio destino. Entre el judaísmo, el criollismo, el comunismo, el amor y el desamor, los sucesivos descubrimientos de la infancia, la adolescencia, la sexualidad, la maternidad, el exilio y la errancia congénitas, el "Que Me Escribe" -como la autora llama a su daimon narrador- va desgajando minuciosa pero ágilmente su vida. La autora de las excelentes novelas Mireya, Anita cubierta de arena y El árbol de la gitana jamás abandona su prosa a la falta de humor. Es capaz de contar la escena más trágica con un sentido oblicuo que se convierte en inevitable risa. Dujovne Ortiz tiene una habilidad y un estilo únicos para hablar del mundo privado de las mujeres con palabras precisas, ojos brillantes y ternura pronta.

(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

El diccionario del Diablo, de Ambrose Bierce


La verdad del cínico

El diccionario del Diablo
, de Ambrose Bierce. Buenos Aires, Longseller, 2004. 316 páginas.


Los admiradores del ácido humor de Ambrose Bierce (Ohio, 1842-1913) conocen el secreto de su corrosiva escritura. Trabaja con el absurdo y la sátira pero de una manera casi obsesiva frente a la ciencia, la tecnología, el arte, la liberación femenina y la idea de justicia de mediados del siglo XIX y comienzos del XX. El diccionario del Diablo comenzó a publicarse en 1881 en un periódico semanal hasta 1906, y ese mismo año se editó una parte bajo el título El libro de las palabras del cínico, con gran disgusto de Bierce. Como todo diccionario, recorre el abecedario de la A a la Z con las "entradas" y definiciones insospechadas: "Año: un período de 365 desilusiones"; "Asno: cantante popular con buena voz pero sin oído"; "Boda: ceremonia en la cual dos personas deciden ser una, una acepta ser nada y nada se vuelve soportable"; "Bruto: véase marido"; "Discusión: método para confirmar a los otros en sus errores"; "Mujer: animal que vive usualmente en la vecindad del hombre y que tiene una rudimentaria susceptibilidad a la domesticación". A la manera de Flaubert, con su Diccionario de los lugares comunes, Ambrose Bierce se divierte con sus dardos y se ríe de todo y de todos con una destreza verbal envidiable.

(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

Odas bárbaras, de Giosuè Carducci


Inventar poesía

Odas bárbaras, de Giosuè Carducci. Buenos Aires, Biblioteca 100, 2004. 126 páginas.

Odas bárbaras es la obra maestra de Giosuè Carducci, Premio Nobel de Literatura en 1906. Este libro, además, representa la culminación de la poesía italiana de su época.
Impetuoso pero obsesivo, Carducci (Toscana, 1835-Bolonia, 1907) publicó tres versiones sucesivas de sus Odas bárbaras, cada vez más extensas, debido a que iba agregando poemas. En estas odas, combativas y exaltadas, el poeta se sirve de la evocación del pasado para "ver" el futuro de una nueva Italia. Y lo hace a través de metros clásicos pero transformándolos en lo rítmico de tal manera que los vuelve irreconocibles.
Este minucioso trabajo en la métrica es la que da origen al nombre mismo del libro con un oxímoron: Odas "bárbaras". Este salto hacia el verso libre también le deparó severas críticas "contra la forma". Lo que no sabían sus detractores es que Carducci, reaccionando al romanticismo espiritualista y cristiano de Alessandro Manzoni, estaba construyendo, dando pie, a la poesía contemporánea italiana. Y rescatando, antes que Rubén Darío, las formas y el vocabulario clásicos, sólo para transformarlos en una nueva forma de traducir el mundo.
Respetado crítico y catedrático de la Universidad de Bolonia, Carducci sabía lo que estaba haciendo. Tanto como para convertirse en clásico.

(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

La Isla de la Pasión, de Laura Restrepo


Otra forma de contar la historia

La Isla de la Pasión, de Laura Restrepo. Buenos Aires, Alfaguara, 2005. 360 páginas.

Laura Restrepo es una narradora notable. La colombiana comenzó a destacar en la literatura hispanoamericana a partir de su novela La novia oscura (1999), publicada por editorial Norma. Luego vinieron La multitud errante (2001), Olor a rosas invisibles (2002) y la notabilísima Delirio, por la cual obtuvo en 2004 el Premio Alfaguara de Novela. No obstante, antes había recibido el Premio Sor Juana Inés de la Cruz por Dulce compañía, de 1997.
La isla de la pasión, de 1989, reeditada por Alfaguara, es su segunda novela. A su contundencia narrativa se le suma el valor de la investigación periodística.
Restrepo parte de una anécdota real perdida en la historia mexicana. Entre 1908 y 1916 el joven oficial Ramón Arnaud, su esposa Alicia y una docena de soldados con sus soldaderas viajan por orden de Porfirio Díaz a la isla Clipperton, una formación volcánica, rocosa y hostil, que Magallanes había bautizado como La Isla de la Pasión, cuatrocientos años antes.
En la convulsionada vida política mexicana de esos años (Porfirio Díaz derrocado y en el exilio, la llegada de Victoriano Huerta al poder, las amenazas de Emiliano Zapata, la Primera Guerra Mundial, la invasión estadounidense a México), todo contribuyó para que ese grupo humano fuera borrado de la agenda de los gobernantes.
Abandonados en La Isla de la Pasión, estos náufragos del destino debieron soportar el hambre, la sed, un huracán, el escorbuto, la muerte, las alucinaciones, los fantasmas, la locura, el caos, el suicidio, la violación, el miedo y el más completo olvido.
Narrada en dos presentes paralelos, el de los protagonistas y el de la escritora que setenta años después entrevista a unos pocos sobrevivientes, a parientes y a un puñado de investigadores del ejército mexicano, Restrepo logra reconstruir la historia real y transformar la crónica de un desastre en una novela que reclama más que una lectura: la vida está llena de naufragios.

(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

lunes, mayo 22, 2006

Dulce compañía, de Laura Restrepo

Periodismo y literatura

Dulce compañía, de Laura Restrepo. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. 243 páginas

Publicada por primera vez en 1995, la novela Dulce compañía resulta el eslabón lógico a todo lo que Laura Restrepo escribió antes y escribiría después. En su producción destaca por ser el nudo de un bien definido estilo: la combinación sutil de una investigación periodística de interés social con buena literatura.
Por Dulce compañía, reeditada ahora por Alfaguara, la escritora colombiana obtuvo hace nueve años el premio Sor Juana Inés de la Cruz que se entrega sólo a novelistas mujeres. Como en la notabilísima La Isla de la Pasión (1989) en la que aborda un momento de la historia mexicana en la que un destacamento militar es olvidado, crisis políticas mediante, en una isla; como en La novia oscura (1999) en la que indaga la vida de un pueblo de prostitutas y obreros del petróleo perdido en la selva; como en la fantástica Delirio (2004) por la que recibió el Premio Alfaguara de Novela al revisar la historia de la Colombia de los ’90 sirviéndose de una poderosa historia de amor, en Dulce compañía se adentra en el resbaloso camino de las creencias religiosas populares. La novela es la crónica de una periodista que ha sido enviada a “cubrir” un milagro a Galilea, el barrio más pobre de Bogotá: ha aparecido un ángel, con alas y todo. Monita, con toda su resistencia de escéptica, va en busca de la nota y va encontrando los personajes más inverosímiles en su camino. Doña Ara, María Crucifija, Sweet Baby Killer, Orlando, el padre Benito, las hermanas Peláez y el Angel, claro, “un ser aterradoramente hermoso”. En su progresiva interacción con la gente del barrio, Monita descubre un mundo completamente nuevo: la necesidad de un “milagro” entre los más humildes, los matices de la apropiación de lo sobrenatural teñido de religiosidad, las múltiples formas de utilización del fenómeno y el enorme poder del fervor popular. Divertida y profunda, aguda y dolorosa, deliciosamente escrita, Dulce compañía resulta una lectura más que interesante.

(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina