lunes, junio 19, 2006
Vieja escuela, de Tobias Wolff
La escritura como tema
Vieja escuela, de Tobias Wolff. Buenos Aires, Alfaguara, 2006. 264 páginas.
En Vieja escuela, el narrador norteamericano Tobias Wolff ofrece una notable novela donde aparecen como personajes los escritores Ernest Hemingway y Robert Frost.
Tobias Wolff tiene con qué defender el primerísimo lugar que ocupa en la actual narrativa norteamericana. Ganador del prestigioso Premio Pen/ Faulkner por la sostenida calidad de su obra, Wolff (Alabama, 1945) se apoya en material autobiográfico para componer novelas: La vida de este chico, En el ejército del faraón y ahora, Vieja escuela. Publicada por Alfaguara, Vieja escuela no es tan buen libro como novela en sí, sino como una sucesión de escenas narradas con una prosa excepcional. Wolff se escapa de las reglas del género para contar la historia de un grupo de jóvenes que quieren ser escritores. Alumnos de una escuela que alienta tanto las actividades creativas como las deportivas, este puñado de chicos crece en torno del descubrimiento de la literatura y de la sorpresa ante la propia escritura. Wolff traza magníficos retratos de cada uno de estos jóvenes: sus dudas, pudores, vanidades, defensas inútiles de textos y fútiles veleidades frente a la página en blanco. También retrata a los profesores en sus nimiedades, grandezas, flaquezas y capacidad de entendimiento. La agudísima mirada con que destaca a sus personajes tiene, al mismo tiempo, el poder de acercarlos al lector de una manera única. Porque los verdaderos protagonistas de esta "novela" son la escritura y sus procesos, la literatura como una de las formas de la felicidad y los escritores como héroes malditos y grandes mentirosos nunca comprendidos. En Vieja escuela aparecen como personajes el poeta Robert Frost, Ernest Hemingway y Ayn Rand. Wolff los desarma con la agudísima descripción de sus movimientos, hábitos, tics y retóricas varias. Estos escritores/ personajes se mezclan con los jóvenes e intervienen en sus vidas de una manera especial: ya sea para influirlos como para desesperarlos. En estos pasajes Wolff despliega una prosa limpia pero esplendorosa, temible pero amable. Desde el mejor realismo norteamericano, Vieja escuela hace escuela en varios sentidos. La "novela" se construye con la suma de escenas que cuentan distintas historias siempre en torno de la literatura, admirablemente escritas.
(c) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina
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