lunes, octubre 09, 2006

Retrato de un hombre desnudo, de Juan Cruz Ruiz


La belleza de la memoria


Retrato de un hombre desnudo, de Juan Cruz Ruiz. Buenos Aires, Alfaguara, 320 páginas.

Juan Cruz Ruiz (Tenerife, 1948) es más conocido en Argentina por su labor como periodista del diario El País de Madrid –en el que hoy es adjunto de la dirección–, o como editor y luego director de editorial Alfaguara, que como escritor. Sin embargo, es autor de una obra muy personal que rezuma literatura. Y no porque se adentre en el territorio de la ficción, sino porque ha sabido combinar la certera mirada del periodista y las aventuras de la amistad del reconocido editor con la del hombre común. Retrato de un hombre desnudo es un relato autobiográfico que muestra la imagen privada de un hombre público. Con buena prosa, Juan Cruz Ruiz va “pintando” sin tregua la soledad básica que lo recorta y lo define al mismo tiempo en medio del ruido del mundo (aviones, conferencias, trabajo, libros). Siempre con el mar como paisaje interior y exterior de fondo, Cruz Ruiz reflexiona por escrito acerca de su vida, sus amigos, sus elecciones, sus pequeñas traiciones. Y sobre la muerte.Delicado y profundo, con pena pero también con cierta alegría comprensiva, Cruz Ruiz escribe sobre qué vivió ante la muerte de Dulce Chacón, Manuel Vázquez Montalbán o Juan Carlos Onetti. También describe encuentros con Carlos Fuentes, Eliseo Alberto y Fernando Vallejo, entre otros, y evoca, a la luz de cientos de hermosas excusas, a Juan Rulfo, Antonio Muñoz Molina, Guillermo Cabrera Infante, Fernando Pessoa, Juan Ramón Jiménez, Julio Cortazár y Jorge Luis Borges. Es un escritor rodeado por escritores y no puede ni quiere obviarlos. Forman parte de su retrato. Juan Cruz Ruiz entrega un libro amable, donde la memoria, la inquietud ante la vida y el amor por la literatura se hacen una sola entrega.

(C) Patricia Rodón
Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina

1 comentario:

Anónimo dijo...

Onetti tiene un decálogo, así como Quiroga, donde aconseja no limitarse a leer los libros ya consagrados (dice que Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz y hoy son genios).

Aunque no creo en decálogos y además no soy escritora, últimamente pensé en esto porque Jorge Lafforgue defendió a Quiroga cuando los estudiosos lo consideraban un escritor menor y la semana pasada me encontré al mismo Lafforgue apostando por un escritor nuevo... y en mi cabecita empezaron a pasar cosas.

O sea que el tipo, con una trayectoria de medio siglo, no tiene miedo en decir lo que piensa y levanta a un escritor que hasta ahora solamente ha publicado un libro.

Yo me hice con el libro y lo leí porque si para Lafforgue es bueno debe ser bueno y pensé después de leerlos que sí, que es muy bueno, pero que no sé si yo sola me hubiese animado a decirlo sin la autoridad de un groso que me abra la puerta antes. Y esto me dejó pensando.

Lo que quiero decir es cómo yo que no tengo ningún prestigio para perder nunca me animé a levantar a alguien que nadie haya consagrado antes. Ya sé que no me puedo comparar con Lafforgue que soy una lectora casi del montón, pero justamente por eso ¡¡¡¿por qué tenerle miedo a equivocarse?!!!

Bueno... que por todo esto abrí un blog en http://misescritorespreferidos.blogspot.com con la idea de que la gente haga conocer a sus buenos escritores en las sombras, para que los compartamos y encontremos a los futuros Quirogas, Onettis, Cortázares y Borges por nosotros mismos. ¿Demasiado delirante? No será la primera vez que me lo dicen pero quiero hacerlo y creo que está bien que lo hagamos.

Ojalá visiten el blog y opinen algo al respecto. Gracias.

Lau.