martes, octubre 02, 2007

En el nombre de Salomé, de Julia Alvarez


Mujeres, literaturas y patrias latinoamericanas

En el nombre de Salomé, de Julia Alvarez. Buenos Aires, Alfaguara, 2003. 410 páginas.

En su novela En el nombre de Salomé, Julia Alvarez logra combinar con maestría la vida y la obra de la poeta nacional de República Dominicana.

En el registro de la biografía novelada, la escritora dominicana Julia Alvarez logra en su último trabajo, En el nombre de Salomé, urdir una historia que resulta tan atractiva desde el punto de vista literario como informativa desde lo histórico. Alvarez toma las figuras de la poeta Salomé Ureña -madre del reconocido profesor y crítico Pedro Henríquez Ureña- y de su hija Camila para reconstruir no sólo las peripecias de sus vidas personales, sino para desarrollar (entre 1856 y 1973) más de cien años de la agitada historia política, social y económica de República Dominicana.
La novela -publicada por editorial Alfaguara-, alternando las voces en primera persona de Salomé y de Camila, narra las pequeñas o grandes experiencias que hicieron que Salomé Ureña se convirtiera a muy temprana edad en la poeta nacional de República Dominicana, en la esposa del médico Francisco Henríquez, en una sufrida madre capaz de soportar durante años una temible tuberculosis y en una defensora de libertad y de los derechos de las mujeres a tener una educación digna hasta su muerte.
Camila, su hija, criada por su tía y su madrastra, apenas conoció a su madre pues cuando ésta murió era muy pequeña; pero creció a la sombra de su nombre, de su fama nacional y de su poesía libertaria.
Apasionada como su madre, profesora de literatura en Estados Unidos, colaboradora de la Revolución Cubana, la voz de Camila interpela a su madre, a su familia, a los países que la hospedan y a su país de origen en un afán de completud nunca satisfecho.
El hilo conductor de la novela es la poesía de Salomé Ureña, pues los capítulos no sólo se inician con versos emblemáticos de la obra de la autora de El ave y el nido y A la Patria, sino que Alvarez se sirve de ellos para construir un contrapunto a través de las traducciones al inglés de estos poemas. Como personaje secundario, sobrio y consecuente, aparece el maestro Pedro Henríquez Ureña, quien una vez terminados sus estudios en Estados Unidos se radicó en Buenos Aires.
Julia Alvarez contó con un material que cualquier escritor consideraría un tesoro: los poemas originales, las cartas y los papeles privados de estas dos grandes mujeres para contar una buena historia sin puntos ciegos, falsos pudores ni conveniencias políticas.

(C) Patricia Rodón

Publicado en Diario UNO, Mendoza, Argentina


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